El día de ayer, durante una reunión de padres que preparamos a nuestros hijos para recibir la Primera
Comunión, se realizó una lectura de reflexión sobre nuestra fe en Dios y los momentos en los que las circunstancias la ponen a prueba. Me tocó en suerte dar mi opinión y sin querer tuve que regresar al momento en que mi hija murió y cómo lo afrontamos mi esposo y yo.
Comunión, se realizó una lectura de reflexión sobre nuestra fe en Dios y los momentos en los que las circunstancias la ponen a prueba. Me tocó en suerte dar mi opinión y sin querer tuve que regresar al momento en que mi hija murió y cómo lo afrontamos mi esposo y yo.
Debo decir que han pasado muchos años y he vivido muchas experiencias que me hacen creer que lo he superado en gran medida y ahora puedo vivir de una forma más positiva con ello, pero igual me fue difícil tomar la palabra y compartir el tema. Cada vez que la circunstancia me hace compartir le hecho con otras personas mi primera reacción es hablar de modo que nada pueda sr mal interpretado y que a la vez puedan tener una idea de lo que significó para nosotros. Y es muy difícil. Parece que algo dentro de mí me dijera que debo hacerlo con la mayor delicadeza pues de otro modo algo se quiebra dentro de mí. Es como tener un jarrón extremadamente fino guardado en una vitrina especial, pero de pronto debes sacarlo y llevarlo a otro sitio y luego guardarlo de nuevo, y entonces todas las precauciones son pocas para caminar con él entre manos.