lunes, 5 de mayo de 2014

Dolor y amor en el Día de la Madre

Un nuevo Día de la Madre se acerca, y aunque debo reconocer que mi vida ha reencontrado su curso y ya puedo disfrutar de la alegría de estas fechas, sin que por ello dejen de tener una cuota de tristeza, pienso en todas las madres que han perdido un hijo(a), especialmente si lo han hecho recientemente, pues aún estarán caminando en esa neblina absoluta, sin ver nada ni a nadie, sin saber siquiera dónde estás, sólo  sintiendo ese vacío tremendo que te destroza el corazón.
Sólo quisiera decirle a quienes se sientan así, que es normal, que no están mal por sentir que se hunden en un pozo negro y sin fin. Todo es parte de un proceso de separación lento y doloroso, que parece más difícil cuánto más se amó, y es una nueva forma de vivir que requiere toneladas de valor y coraje.
Esta vez me limitaré a resaltar cinco cosas que he escrito de seguro en alguno de los post de este espacio que existe para ustedes:
  1. Aunque tu hijo(a) no esté contigo, sigues siendo su madre.  Entiéndelo y asúmelo como parte de tu vida. Saberlo no eliminará la pena ni el dolor pero puede ayudarte a encontrar un nuevo sentido a tu vida: aprender a ser la madre de un hijo(a) aunque no lo veas o no esté a tu lado.