martes, 9 de julio de 2013

Los hijos: un préstamo lleno de amor

Dicen que el texto que figura al final de esta nota pertenece al escritor José Saramago, Nobel de Literatura, aunque desconozco si es así. Sólo sé que  me parece hermoso y muy cierto.
Lo comparto aquí para que quienes hemos pasado por la experiencia de tener un hijo para perderlo después, recordemos que debemos agradecer siempre por su presencia en nuestra vida, haya sido de años o de días, pues lleva en sí misma la semilla del amor más grande.
Tal vez por eso mismo genera el dolor más profundo, pero nunca, nunca, ese dolor, esa tristeza, debe ser mayor que el amor. Ese amor es nuestra mayor bendición.
Un abrazo fuerte a todos.

"Hijo es  un ser que Dios nos  prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y, de nosotros, aprender a tener coraje. Sí. ¡Eso es! Ser madre o padre es el mayor acto de coraje que alguien pueda tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo a perder algo tan amado. 
¿Perder? ¿Cómo? ¿No es nuestro? Fue apenas un préstamo... EL MAS PRECIADO Y MARAVILLOSO PRÉSTAMO ya que son nuestros sólo mientras no pueden valerse por sí mismos, luego le pertenecen a la vida, al destino y a sus propias familias. 
Dios bendiga siempre a nuestros hijos pues a nosotros ya nos bendijo con ellos"

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