Encontré esto navegando por la red. Una versión se lo adjudica a San Agustín de Hipona, pero me inclino más a considerarlo de Charles Péguy, (1873-1914), filósofo, escritor, poeta y ensayista francés, que aparece como autor en otros sitios visitados.
Creo que es un hermoso texto que puede ayudarnos, en medio del dolor más profundo, a encontrar un poco de esperanza y de paz. Estoy completamente segura de que si nuestros hijos pudieran hablarnos, desde donde quiera que estén, esto es lo que nos dirían:
Quienes pierden un hijo, no siempre pueden encontrar quien entienda su dolor, su desconcierto, su vacío. Este espacio está a disposición de quienes han pasado por una experiencia así o de quienes deben acompañar a un padre o madre que lo está haciendo. Tal vez mi experiencia y la de mi esposo, al pasar por ese trance, pueda ser útil a otros para darle un sentido a la pena, a la pérdida, y así hallar una salida al final de ese largo y oscuro túnel...