Por dos años, los villancicos que hablaban del "Niño en la cuna" y de la alegría por el "nacimiento del Salvador", me llenaban de rabia pues me sentía vacía de amor, y todo me parecía falso, ajeno. El gozo de la Virgen me parecía horrible, porque mi sufrimiento no cedía y la idea de la unión familiar me parecía vacía y sin sentido. Todo me sonaba a mentira, a farsa, porque mi corazón seguía destrozado. Reconozco que odié con todas mis fuerzas los adornos, los nacimientos (belenes), los preparativos y toda la fiesta navideña. De hecho el primer año no hice absolutamente nada navideño en mi hogar y el segundo, a regañadientes, le pedí a mi hija pequeña que pusiera algo ella, porque yo no estaba de humor para nada de eso.
En eso estaba, cuando el mismo 24 viví una experiencia que resulta demasiado extensa para relatar, pero que me hizo aprender dos cosas:
- Pese a toda mi ira y mi dolor, yo seguía siendo cristiana, me gustara o no, y que el nacimiento de Jesús, el Hijo del Dios, era más importante que mi pena, aunque pareciera insensato decirlo.
- También aprendí que creo en Jesús, un Dios que me permitió concebir y cobijar dentro mío a la bebé más hermosa que amé con todo mi corazón. Sí, sé también que luego la perdí y me volví loca de dolor, pero nada de eso fue por Él, porque no creo que se lleve "angelitos al cielo". En absoluto. Creo que, más bien, que mi Padre sufrió conmigo, y es tanto su amor que esperó a que mi rabia y mi desesperación amainaran, a que secara mis lágrimas y dejara mi ira a un lado, para entonces permitirme descubrir su rostro ahí, frente a mí, sonriéndome comprensivo.
Comparto esto porque tal vez sea la vivencia de otras madres, y espero no se sientan mal, pues es algo involuntario, que puede experimentar cualquiera en una situación de perdida. Tal vez leer esto les sea de ayuda. Aprovecho y les dejo una lectura muy conocida, pero que en estos días de Navidad, puede ser especialmente iluminadora.
HUELLAS EN LA ARENA
Una noche tuve un sueño...
Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor, y a través del cielo, pasaban escenas de mí vida. Por cada escena que pasaba percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena, uno era mío y el otro del Señor.
Cuando la última escena pasó delante de nosotros, miré hacia atrás y noté que algunas veces, en el camino de mi vida, quedaba solo un par de pisadas en la arena. Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles y angustiosos de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor:
"Señor, tú me dijiste, cuando decidí seguirte, que estarías siempre conmigo durante todo el camino, pero durante los peores momentos de mi vida había solo un par de pisadas... No comprendo por qué tú me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba".
Y el Señor me respondió:
"Mi querido hijo, Yo te amo y jamás te abandonaría en los momentos de sufrimiento. Si viste en la arena sólo un par de pisadas cuando flaqueaban tus pasos, no se ven tus pisadas porque entonces Yo te llevaba en mis brazos".
Isaías 49,16
"Mira cómo te tengo grabado en la palma de mis manos".
Luzma soy willma gracias por recomendarme ller este artículo sabes yo ya pensé en la navidad me puse a ver las fotos del año pasado y llorando incontrolablemente mirandolas no. Puedo creer q el año pasado el paso navidad y ahora ya no estará me duele yo no tengo ganas de hacer nada pero mi hijito cuando estaba vivo me pregunto muy preocupado "mami donde vamos a colocar el nacimiento" staba muy preocupado xq el lugar donde ahora me vine a vivir es muy estrecho y apenas entramos nosotros yo le dije q ya veremos donde y por esa preocupación lo armare sólo por el ese niño tan tierno e inteligente ese niño q desde sus 5 años soñaba con ser doctor y sólo dios sabe xq no se cumplio ese sueño nose como pasaré estas fiestas ojalá no me amarge pero se q es lo más seguro gracias hasta pronto.........
ResponderEliminarPena y amargura son dos cosas distinta, querida Willma, puedes tener la primera pero desterrar la segunda de tu corazón. Si tienes rabia contra Dios es porque crees en Él, y eso es lo principal.
EliminarYo no creo que Dios te haya arrebatado a tu hijo, pero por algún motivo dejó que la vida siguiera su curso, eso es realidad, y tal vez algún día tenga un sentido. Fíjate que para tu hijo, pese a la falta de espacio, el nacimiento era un tema importante...piensa en él y ponlo en su nombre. Nada más importa. Si celebras Navidad pensando en tu hijo, y enviándole tu amor, estarás rindiendo honor a Jesús, que también murió sin tener culpa ni razón, pero que en vida nos enseñó que la fe es lo que nos hará merecedores de la Vida Eterna, esa de la que ya goza tu pequeño.
Un fuerte, fuerte abrazo.
luzma gracias de nuevo por todas tus palabras, pero perdí toda fe que podía tener ,es inexplicable porque nos arrebatan de nuestros brazos a nuestros bebes mi hijo tenia 42 días de nacido es tan injusto. lo único que espero algún día poder salir de este odio que siento, ojala que algún día pueda aceptar lo que nos toca vivir. un abrazo
ResponderEliminarEs cierto, es muy, muy injusto... de hecho va más allá de la justicia o la injusticia...es terrible...
Eliminarespero, contigo, en que superes estos sentimientos y puedas reunirte en el amor que sentiste por tu hijo, y que, de seguro, él o ella sigue sintiendo por ti...
El amor es lo único que está por encima del tiempo y la distancia.
Un abrazo fuerte. Nunca lo olvides: no estás solo en tu dolor.